“No existe brecha de género en Paraguay en cuanto a penetración de cuentas”, así lo indica la Encuesta de Inclusión Financiera 2013, realizada por el Banco Mundial en nuestro país. El estudio señala no obstante que las mujeres son más propensas que los hombres a utilizar cooperativas.
De hecho, la información muestra que 30 por ciento de las mujeres tiene una cuenta formal, así como el 28 por ciento de los hombres, aun así esta diferencia no es estadísticamente significativa. Al examinarse solo la tenencia de cuentas en cooperativas, sin embargo, una importante brecha de género emerge a favor de las mujeres: el 21 por ciento de las mujeres tiene una cuenta en una cooperativa, comparado con el 17 por ciento de los hombres.
Esta diferencia se mantiene estadísticamente significativa después de controlar otras diferencias demográficas y socioeconómicas entre los dos grupos. En los demás países de América Latina y el Caribe (ALC), existe una gran brecha de género en la dirección opuesta, siendo los hombres 9 puntos porcentuales más propensos que las mujeres a tener una cuenta formal (44 por ciento versus 35 por ciento).
Aunque las mujeres son levemente más propensas que los hombres a ahorrar en general, la incidencia del ahorro formal entre los dos grupos es idéntica, sugiriendo que las mujeres toman ventaja de los mecanismos de ahorro informal más que los hombres. Las mujeres son significativamente más tendentes que los hombres a reportar que en sus hogares siempre o casi siempre escasea dinero para comprar alimentos o artículos esenciales.
Las mujeres tienen cierto margen de ventaja en cuanto al acceso a productos financieros, pero el verdadero desafío es la educación. El acceso a una cuenta formal, ya sea bancaria, cooperativas o financieras, no implica conocimientos ya que no resulta suficiente lograr el acceso sino desarrollar el conocimiento sobre las herramientas y los usos de una cuenta financiera formal, así como educar y proteger a los usuarios de productos y servicios financieros y de sí mismos en cuanto al sobreendeudamiento y falta de recursos para cubrir sus deudas.
La inclusión financiera no se centraliza en que las personas accedan a créditos, sino en buscar que aquellos que hasta hoy estaban fuera del sistema formal sean incluidos y que al mismo tiempo quienes formen parte mejoren y obtengan mayores beneficios, además que se encuentren protegidos en sus derechos a través de las instituciones encargadas de velar por los intereses de la sociedad.
Incluir en un mayor porcentaje a las mujeres en el sistema implicará lograr un apoyo a la reducción de la pobreza al tiempo de fortalecer el desarrollo del sector financiero y reducir la brecha entre la oferta y la demanda de servicios, favoreciendo el acceso de la base de la pirámide de la economía formal y mejorando el bienestar, reduciendo inequidades.
Es un requisito ineludible para que las mujeres ejerzan su autonomía económica y para avanzar en igualdad de género, disminución de la pobreza, productividad y crecimiento sostenible, como bien lo marca el Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030. El beneficio importante va más allá del simple hecho de aumentar la cantidad de ahorros, la educación financiera puede empoderar a las mujeres, subir el consumo y las inversiones productivas y elevar los ingresos y la productividad.
La Estrategia Nacional de Educación Financiera (ENIF) que involucra a varias instituciones del Gobierno Nacional, trabaja en la inclusión de mujeres en el sistema financiero, educando y buscando mejorar sus capacidades y la toma de decisiones racionales sobre todo en el acceso y uso de servicios financieros de calidad, en forma oportuna y conveniente.