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“Antes cada una estábamos con nuestros quehaceres diarios, ahora, sin embargo, gracias a este espacio nos sentimos mucho más útiles, además, compartimos más entre nosotras”, refería Sofía Martínez, secretaria del comité de mujeres de “San Antonio” del distrito de Curuguaty, departamento de Canindeyú, con respecto a las iniciativas que llevan adelante como mujeres organizadas.
Sofía está casada y tiene cuatro hijos. Es igual que las demás integrantes del comité, ama de casa y productora agrícola. Junto a su marido labran la tierra para el sustento diario, actividad ésta que le ha permitido criar y educar a sus hijos.
Tanto Sofía como las demás integrantes del comité han emprendido con la elaboración de harina de mandioca como un producto innovador y diversificado, actualmente para autoconsumo. Sin embargo, buscan promover el uso para comercializar los derivados de la misma.
“Comenzamos probando algunas ideas de comida, como el pan de mandioca, masitas, galletitas y chipas, primero para autoconsumo” refería María Almada, otra integrante del referido comité.
Dicha iniciativa nace en el marco de un proyecto denominado “Jaipuru ñande mandi’o” –usemos nuestra mandioca – impulsado por el programa nacional de voluntariado profesional AROVIA y cuyo objetivo fue la generación de alternativas de producción, mediante la elaboración de harina de mandioca.
Esta producción constituye una alternativa de renta válida para la agricultura familiar por la abundancia de la materia prima, además su elaboración es de muy bajo costo, así como su precio de venta significativo, siendo su procesamiento tan sencillo, y que incluso permite involucrar a todos los miembros de la familia.
Como parte de este emprendimiento se realizaron, además, capacitaciones y prácticas previas con las mujeres. Estos espacios fueron apoyados por técnicos del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA).
AROVIA dentro de línea de acción implementa una metodología de innovación social en territorio, es decir, mediante un voluntario trabaja en la generación de un valor para la sociedad a través de la introducción de un producto, servicio o proceso novedoso que satisface una necesidad social de mejor forma que las soluciones existentes, produciendo un cambio favorable al sistema social.
Es, además, la primera experiencia nacional de voluntariado impulsada desde la STP, que trabaja un modelo participativo de gestión territorial con actores locales.