Cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural, y este año lo realizan bajo el lema “mujeres y niñas rurales construyendo la resiliencia climática”. El mismo fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2007, en reconocimiento de la función y contribución decisivas de la mujer rural, en cuanto a la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.
La mujer rural es aquella a quien su medio de vida e ingresos, está directa o indirectamente relacionado con la agricultura, la ganadería, artesanía u otra actividad productiva desarrollada en el ámbito rural y que se encuentra en situación de vulnerabilidad social, económica y cultural. Actualmente, en Paraguay, las mujeres rurales son parte del 47% del total de la población rural.
En nuestro país, existe la Ley Nacional N° 5.446 de Políticas Públicas para Mujeres Rurales, promulgada en el año 2000, que tiene como objetivo general promover y garantizar los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de las mujeres rurales, que son fundamentales para su empoderamiento y desarrollo. Esta ley se rige por los principios de igualdad, equidad, empoderamiento y la inclusión social.
Asimismo, la condición de pobreza en las mujeres está directamente relacionada a factores socioculturales, basados en la división sexual del trabajo, que inciden en la posibilidad de acceso de la educación, a la capacitación y asesoramiento técnico, al crédito, a la propiedad de la tierra, lo que limita sus posibilidades de constituirse en personas con autonomía económica para generar ingresos y tomar decisiones sobre los gastos y recursos productivos.
Cabe resaltar que, desde el Gobierno Nacional, se han implementado acciones que contribuyen a la reducción de pobreza y desarrollo social que es uno de los ejes estratégicos del Plan Nacional de Desarrollo (PND) Paraguay 2030.
Mediante ello se busca aumentar los ingresos laborales de las personas en situación de pobreza y fortalecer la participación de las mujeres en la generación de ingresos priorizando áreas rurales (actividades agrícolas y no agrícolas) mediante la transferencia de tecnología, el acceso al crédito y la capacitación específica para la producción en zonas rurales.
Asimismo, la STP en su rol de Autoridad Nacional Designada (AND) ante el Fondo Verde para El Clima coordina el proyecto Pobreza, Reforestación, Energía y Cambio Climático (PROEZA), que dentro de sus objetivos está el apoyo a las mujeres rurales en situación de pobreza.
El proyecto PROEZA apunta a un cambio de paradigma que se basa en enfocar al mismo tiempo la erradicación del 70% de la pobreza rural, aumentar el consumo de energías renovables, disminuir el consumo de energía fósil, restaurar ecosistemas degradados, aumentar la cobertura boscosa y biomasa protegida, aumentar los ingresos por servicios ambientales, aumentar la productividad por hectárea de la agricultura familiar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
PROEZA apunta a mejorar la resiliencia de 17.000 familias que han sido minuciosamente seleccionadas con criterios de vulnerabilidad a los impactos del cambio climático (CC), pertenecientes a un total de 69 municipios en 8 diferentes departamentos de la Región Oriental (Concepción, San Pedro, Canindeyú, Caaguazú, Guairá, Caazapá, Itapúa, Alto Paraná).